sábado, 4 de junio de 2011

Pregunta:

¿Qué posición tomas en torno al origen del drama Ollantay?

9 comentarios:

  1. "La lengua del drama aparece notable diferencias sí se compara con la que se habla al presente, por ejemplo, cierto grado de asperezas propias del periodo primero del desarrollo de una lengua.La sociedad que figura en el drama es enteramente pagana, de modo que no se encuentran ni vestigios de la civilización de los invasores. "



    Cita tomada del texto: "LITERATURA PERUANA" de Augusto Tamayo Vargas,3era edición,pág.875.



    Es pertinente recalcar que ollantay fue una pura reliquia de la antigua literatura de los incas, a raíz en parte de las palabras antiguas que contenía, y como no de la ausencia de toda idea cristiana y occidental, además de ritos y costumbres paganas contrarias al espiritú colonial, por consiguiente ollantay es absolutamente libre de toda indicación de carácter español y el fondo substancialmente incaico es lo primordial y original.


    ALUMNO: VALDEZ ZAVALETA CARLOS E.

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  3. A mi parecer el drama Ollantay tendría un origen incaico ya que se sabe la leyenda del caudillo inca Ollanta, a dado pie a la obra teatral Ollantay, a demás a lo largo de la obra encontramos diversos rasgos tales como: la ausencia de aspectos cristianos ya que tenían como su dios al sol, lo cual se demuestra al inicio de la obra:
    “Gran plaza en el Cuzco con el Templo del Sol en el fondo” (Acto I, Escena I)
    “PIQUICHAQUI: No; que el Sol no permita que me acerque allá ¿cómo, no temes siendo hija del Inca?” (Acto I, Escena I)
    Es así como se demuestra que dentro de la obra, existe una ausencia cristiana, es decir la sociedad es pagana y no hay vestigios europeos en su manifestación.
    Además la obra está escrita en un quechua arcaico, lleno de asperezas y se observa la existencia de cantos propios tales como el Harawi:
    “De mi Princesa la mies
    Pajarillos no comáis,
    Ni terminéis con el maíz
    Que sin dudarlo tierno es.
    ¡Ay Tuya! ¡Tuya!
    Es el blando en su interior,
    Aun que su corteza es ruda;
    De sus hojas la ternura
    No marchitéis con ardor
    ¡Ay Tuya! ¡Tuya!” (Escena 5)
    El drama Ollantay tiene un origen antiguo e indudablemente inca ya que en él observamos costumbres y ritos paganos los cuales son libres de toda influencia española y espíritu colonial, ya que muestra las emocionadas alusiones a la naturaleza autóctona.
    QUISPE AQUINO YAQUELIN

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  4. En la literatura inca se cultivó, sin duda alguna, el género lírico con su máxima expresión, el Harawi; es el género de poesía y música que más han cultivado los antepasados incas. Es así que la primera noticia impresa de la obra Ollantay se obtuvo en el año 1837, en el periódico Cusqueño “Museo Erudito”, publicado por don José Palacios. A partir de ese entonces, comenzó la discusión acerca de la partida del nacimiento de Ollantay, cuando unos sostenían un carácter incaico, otros sostenían un carácter colonialista. Pero diversos estudios nos demuestran que tiene rasgos tanto de una como de la otra, por eso mi posición sobre el origen está ligada a ambas es decir, que tiene una mixtura y esto lo logramos distinguir en cuanto a su forma que posee rasgos de la teoría colonialista ya que es como una copia del teatro del siglo de oro español. Y por otro lado, en cuanto a su contenido tiene características que sostiene la teoría incaista. Por ejemplo cuando dice:
    ¡Viviente sol! A tus huellas
    Rondo homenaje postrado.
    Para ti guardo mil llamas
    Que hasta ahora te he reservado
    Y en tu día degollándolas
    Y su sangre derramando
    Ante ti, incineradas
    Sin haber comido hierba,
    Habrán ardido inmoladas.
    (Ollantay, 1984, pág. 62)

    Este es uno de los rasgos culturales notables que hacen del Ollantay una obra genuina de civilización incaica: el sol que vive, las huellas que dejan sus orbitas, el abatimiento sumiso ante él, la glorificación que supone el ullpuy, son rasgos autóctonos de difícil traducción. Hasta los recursos más propiamente andinos tales como inti “el sol viviente (que se adora) “o llama “la llama (para el sacrificio)”, no pasan de ser en muchas ocasiones, como en esta tópicos esperados, propias de la cultura del momento.
    De igual manera en el siguiente fragmento veremos los rasgos colonialistas:
    Acto tercero: Segunda escena
    “Cusi Coullor: ¿Qué edad tienes?
    Ima Sumac: Acaso tengo muchos años que abomino esta casa, y a no vivir en ella los hubiera contado” (Ollantay, 1984, pág. 85)
    Pues en este fragmento apreciamos que está dividido en actos y escenas que es propio de la época colonial, así mismo tenemos la participación de la mujer cuyo rasgo no se puede apreciar en el incario, etc. Es decir, que los diversos tratados hechos por investigadores acerca de la tesis incaista, defendida por Vicente Fidel López, Sebastián Barranca y Gabino Pacheco Zegarra o extranjeros como don Juan Diego de Tschudi y Clement Markham. Afirman que Ollantay, era un drama que se había representado en épocas de los incas y que su versión escrita databa de los años correspondientes al siglo XVI y refleja los siguientes aspectos: Falta de alusión a aspectos cristianos, pasajes que aún hoy se hallan en la boca de indios, la lengua quechua en que está escrita la obra, llena de asperezas y notablemente arcaica, el lenguaje de la corte genuinamente inca. Estas son las ideas que tratan de dar una luz esclarecedora al origen de la obra. De igual manera los estudios hechos por Ricardo Palma y sostenido por Bartolomé Mitre, junto a Raúl Porras Barrenechea aportan elementos que se registran en el teatro español de esa época: La técnica avanzada en cuanto a la distribución interna de la obra (actos y escenas), el molde español en donde se acopla un drama incaico, la intervención de la mujer.
    En conclusión, el origen del drama Ollantay está ligado a una tercera teoría o una posición mixta, es decir que se debe estudiar al drama utilizando o teniendo en cuenta los recursos de las dos teorías como es el caso de la incaista y la colonialista.

    LILY MORENO DOMINGUEZ

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  5. El Inca Garcilaso de la Vega en los Comentarios Reales de los Incas realiza diversas descripciones de templos, fiestas, ciudades, etcétera. Por ejemplo, describe la ciudad de Cuzco. Al hacer esto, intercala ciertas narraciones para embellecer la descripción y explicar ciertos aspectos de la cultura incaica. Seguidamente realiza paralelismos como recurso descriptivo. Al describir la ciudad, se detiene en cada edificio y lugar para narrar su historia. Esto reafirma lo que se dijo acerca de intercalar narraciones con la descripción.
    En las narraciones, el Inca explica tres puntos de un mismo suceso: el cómo, el cuándo y el porqué. A lo largo de los relatos, intercala explicaciones para que los lectores españoles puedan comprenderlos mejor. Explica muchos de los hechos referentes a la cotidianeidad, para demostrar que los incas son humanos y que su cultura es tan válida como la europea. El Inca quiere dar a conocer los pormenores de la cultura incaica. De ahí la relevancia del texto ya que, Garcilaso toma elementos de su lengua natal y los compara con el castellano. Esta comparación se da, principalmente, cuando traduce la lengua incaica al idioma de sus interlocutores. Un ejemplo de este recurso se hace presente en frases como la que se cita a continuación: “...quinua y chuñu, que son papas pisadas...” Este trabajo permite al lector de habla hispana entender e informarse sobre la lengua quechua y, de esta manera, comprender el universo incaico. Pero esta técnica no es la única que emplea con ese propósito.
    Es notoria la importancia que el Inca Garcilaso le otorga a la cuestión de la lengua. Por ello, al hacer una descripción de ésta, intenta utilizar las mismas argucias que un lingüista.
    Podemos observar quela relevancia del texto está principalmente, cuando se refiere al lenguaje, no se pone ni del lado de los españoles ni del de los americanos. Esto puede notarse cuando habla de los términos. El Inca escribe “... que (los incas) llaman papa y quinua.”, en lugar de decir “llamamos”. Y asimismo dice “... el uchu, que los españoles llaman pimiento,...”. Es decir, el Inca se aleja de uno y otro indistintamente, aunque demuestra un conocimiento extenso de ambas culturas. Sin embargo, cuando está hablando de las sílabas existentes o no en el quechua dice: “...aquella mi lengua general del Perú...” Esto sucede cuando el Inca está defendiendo una posición contra los traductores españoles a los que hace una dura crítica. Por lo tanto, está utilizándolo para apoyar su discurso, lo cual demuestra una buena retórica.
    PEREZ ANGELES ROSA LILIANA

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  6. Sin duda que en “Ollantay” hay rasgos de la literatura incaica como el ambiente realista en el que se realiza la obra, pues retrata el tipo de organización del Imperio, el carácter histórico de los personajes. La pureza clásica del quechua en que está escrito. La introducción del coro y los cantos corales como elementos de variedad, Además la obra contiene quince escenarios, cosa que no ocurrió en ningún drama español del Siglo de Oro. La relación del drama con la leyenda y con la toponimia (el nombre de la fortaleza de Ollantaytambo puede provenir del de Ollantay). Sin embargo, no se puede dejar de lado que también destacan rasgos hispánicos como que la obra está dividida en actos y escenas, a la manera occidental. Se incluyen dentro del texto palabras y giros de influencia española, como “asnuta” (animal desconocido en el Tahuantinsuyo), “¡ay!”, “cadena de hierro” (metal no conocido antes de la conquista). Y el drama tiene un desenlace feliz.
    Este “final feliz” es contradictorio, pues el inca no podía ir en contra de las leyes y costumbres tan respetadas por la realeza y nobleza como lo es el principio ancestral de la separación de las castas y ya que las leyes incas eran muy severas ¿por qué no castigar el atrevimiento de una sublevación en contra del imperio inca?
    Por ello cobra sentido que el origen de la obra es hispánico y atribuir estos rasgos literarios a una persona bastante instruida que tenía conocimiento sobre la historia de los incas y conocía el quechua así como la importancia de la tradición oral para la población indígena pues posiblemente tomó lo esencial del relato de la literatura oral autóctona para adaptarlo y darle este “final feliz” con algún propósito.
    HEIDI JUÁREZ CORTIJO

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  7. Considero que la tesis más cercana al verdadero origen de Ollantay es la “tesis Intermedia o ecléctica”.
    ¡Ah, Ollantay, infeliz Ollantay! ¿Es así como te desprecian y arrojan?
    ¿Es así como corresponden al inmenso amor que les diste tú, vencedor
    de los pueblos?...Cuzco grande y hermoso, desde hoy soy tú enemigo…
    Allí ha de estar tu Inca, oh cuzco allí ha de ver el mi poder y ha de saber
    si su cuello es pequeño para la orca. (Ollantay, pág. 17)
    En esta cita se puede apreciar que Ollantay no actúa movido por el sentimiento del honor como ocurre en el teatro español, si no en afán de ira y venganza.
    Por otro lado, Cusi Coyllor es auténtica India, pasiva y resignada.
    ¡Oh, soy una flor sumida en el abismo! Me uní a un hombre como la
    pupila del ojo. Él me amaba y yo le correspondía , pero el Inca, mi
    padre, desconocía esa posición. Cuando él le pidió mi mano. Lo
    arrojo de su lado, y a mí me mando encerrar en esta oscura celda
    (Ollantay pág. 39)
    Todo esto es propio de la lírica Incaica. Ahora bien Cesar Itier nos dice : que el drama Ollantay le debe mucho a la dramaturgia del siglo de Oro Español pues está dividido en actos y cuadros.
    Por ello es fácil identificar ciertos rasgos Incas como hispanos. En fin, se podría decir que el drama Ollantay fue escrito sobre la base de una leyenda Inca y se le ha introducido influencias formales durante la colonia propia de la dramaturgia española.
    Sare Ramos, Sari

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  8. Posicionarse, en torno al origen del drama Ollantay, en uno de los dos lados del caudaloso itinerario es, paradójicamente, negar ciertas características intrínsecas de este drama. Es así que muchos de los críticos prefieren suponer que el Drama Ollantay tiene un fondo incaísta con una forma colonialista, esta tesis de carácter hibrida es defendida por el cusqueño Augusto Tamayo Vargas o el bonaerense Ricardo Rojas, aunque esta misma posición es tomada por Menéndez Pelayo y Riva Agüero, aunque insisten que hay una raíz prehispánica innegable en la obra.
    Al respecto, Julio Calvo Pérez, en su obra Ollantay: análisis crítico, reconstrucción y traducción, afirma:
    El “mestizaje” está servido: bajo los moldes de una lengua andina domeñada se encuentra el arte escénico hispánico con sus octosílabos incluidos y, a la inversa: sobre los contenidos argumentales cristianos brilla, aunque no siempre, la fuerza telúrica de la leyenda precolombina.
    La cita anterior, es muy acertada ya que a lo largo del drama Ollantay aparecen algunas imágenes metafóricas que son genuinamente quechuas que eran desconocidas por la tradición occidental. Gabriel Cosió, por su parte, afirma: “el lenguaje tiene toda su rudeza i la fuerza impetuosa de los idiomas primitivos” (1916: 7), sin negar, claro, la estructura propia del arte escénico hispánico. Es decir, que la leyenda Ollantay fue convertida a drama, por alguien que necesariamente tuvo que haber escrito con anterioridad, porque es muy precipitado creer que quien haya escrito Ollantay haya sido un novato. Cuando uno lee Ollantay se puede dar cuenta con facilidad la presencia de rasgos del Barroco español, y en especial de Calderón de la Barca, matizados de la sensibilidad y el espíritu indígena.

    Estudiante: Miguel Alexander López Cruz

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  9. No hay una tesis certera que afirme el verdadero origen de "Ollantay". Estando en el mundo de las suposiciones tan solo nos toca suponer. Aún así habrá que adentrarse en las investigaciones de algunos escritores, como lo son Ricardo Palma, Sebastián Barranca y Ricardo Rojas (Tomado de: Cèsar Toro Montalvo: La literatura Peruana). De las cuáles encontraremos características incaicas e hispánicas; teniendo ya dos posibles orìgenes. Pero al colisonar estas características nos dan un tercer origen que combina las características de las dos primeras. La trama es esencialmente andina y el ordenamiento pertenece a una estructura española. Dado que la literatura incaica era oral, se presupone que ha tenido variaciones hasta que llego a los oídos del padre Valdés, quien finalmente la llevo al mundo de las letras. Siendo un español quien le dio el plumazo final, tal vez se deba entender que le dio la estructura literaria que dominaba aquel tiempo, que es el bárroco. Hay que tomar una postura conciliadora respecto al origen de esta obra, ya que siendo de origen andino se plasma bajo una visión española.
    ADELA VARGAS HUAMÁN

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